Cuando consultas has notado que tus pacientes no logran seguir las recomendaciones médicas porque conviven con hábitos muy fuertes que les impiden terminar los tratamientos como debieran.
Por ejemplo, no son capaces que abandonar dietas dañinas para su salud, cargadas de grasas malas, azúcares y demás carbohidratos que no les aportan nutrición y facilitan el almacenamiento de grasa. O no pueden cambiar horarios de sueño, ni establecer rutinas de ejercicio físico.
Los expertos dicen que muchas enfermedades se pueden evitar y hasta curar con un simple cambio de hábitos. Parece fácil, pero cambiar el comportamiento de una persona es algo difícil y le puede llevar años lograrlo. Especialistas aseguran que el 60% o más de nuestras decisiones diarias son producto de hábitos, es decir, son decisiones y respuestas habituales que prácticamente se dan en automático, no se piensan.
De manera que si cambiáramos esos hábitos, nuestra vida sería muy distinta, pero la mayoría de las personas le tienen miedo al cambio, no quieren salir de su zona de confort. A continuación te listamos los 10 malos hábitos más comunes que tienen las personas:
1. Creen en todo lo que les dicen. Este mal hábito, casi que generalizado, es tan potente que tiene la capacidad de poner en riesgo un tratamiento médico o la cura rápida a problemas de sobrepeso y obesidad. La gente erróneamente da por ciertas las recomendaciones de otros y que no tienen ningún sustento médico o científico. Recomiéndale a tus pacientes curarse por los métodos establecidos y no con recetas tradicionales y de oídas.
2. Actúan por impulsos. Tu paciente debe trabajar en el hábito de pensar y analizar sus acciones y decisiones antes de actuar. Por ejemplo, que no coma por impulso, que no haga dietas por impulso, que no reaccione por impulso. Los impulsos traen problemas y propician enfermedades.
3. Se dejan llevar por sus emociones. Este punto está relacionado con el anterior. Son muchas las personas que no actúan dejándose guiar por la información que reciben, sino por sus emociones. Y es la información la que guía en la buena toma de decisiones y debería ser la que motive a la persona a actuar.
4. Le tienen miedo a los cambios. Tu paciente debe intentar cambiar sus hábitos poco a poco. Y proponerse seguirlo al día siguiente y al día siguiente y así hasta adquirir el nuevo hábito. Por ejemplo, dejar de tomar refrescos que son perjudiciales para la salud y reemplazarlos por agua o por algún té o infusión que traigan beneficios al cuerpo.
5. No siguen rutinas. Adquirir el hábito requiere de repeticiones, de imponerse una rutina hasta lograr el objetivo, es decir, adoptar el cambio, el nuevo hábito, que puede utilizar, por ejemplo, en su propósito de cambiar sus hábitos alimenticios o de pérdida de peso.
6. No se fijan recompensas. Para que sea más fácil y motivante adoptar el nuevo hábito tu paciente debe comenzar por establecer premios y recompensas para él. Eso lo ayudará a lograrlo más rápido. Por ejemplo, en su propósito para bajar de peso o para modificar sus planes alimenticios. Sólo debe asegurarse de que “sus premios” no vayan en contra de los hábitos que está cambiando.
7. Les falta fuerza de voluntad. Esta es una condición importante para lograr los cambios que se propongan. También debe comenzar de a poco. Teniendo fuerza de voluntad para lograr primero pequeños cambios y luego propósitos más grandes.
8. No tienen claras sus metas. Tus pacientes deben hacer una lista de sus buenos y malos hábitos. Escribir cómo piensa cambiar esos malos hábitos y poner manos a la obra. Debe poner la lista donde pueda verla a diario para que se mentalice de los cambios.
9. Consumen comida procesada y chatarra. Tienen el mal hábito de comer “lo que sea”, ya sea por falta de tiempo y por pereza para elegir alimentos más nutritivos o porque están acostumbrados a estos productos malos para el organismo. Deben comenzar a cambiar su alimentación para estar más saludables y menos enfermos.
10. No hacen ejercicio, no meditan, no sueñan. El ejercicio no sólo moldea el cuerpo, sino que además elimina la ansiedad, controla la depresión y le ayuda a la persona a lograr el autocontrol. Quien medita, logra adoptar hábitos con mayor facilidad.
Cambiar estos malos hábitos sí es posible, pero requiere tiempo y trabajo. Si quieres asesoría sobre este y otros temas, haz clic aquí.
Te invitamos a que nos compartas las experiencias que has tenido con tus pacientes relacionadas con sus enfermedades o padecimientos ocasionados o intensificados por los malos hábitos que ellos tienen.