Al menos una vez en nuestra vida hemos pensado en cambiar nuestro estilo de vida y hacer ejercicio.
Es un hábito saludable que ha pasado por nuestra mente y lo queremos adoptar, pero a veces es tanta la urgencia por tomarlo que no es tan benéfico para nosotros y puede terminar en una lesión o que nos desanimemos en poco tiempo.
Antes de querer correr maratones y tratar de romper récords de velocidad es casi obligatorio contar una preparación mínima, especialmente si vienes del mundo sedentario.
Es fácil perder el hábito del deporte entre tantas obligaciones, citas y reuniones, pero querer recuperarlo de golpe sin duda afectara seriamente tu organismo, especialmente porque las actividades de alto impacto no son para todos los cuerpos.
Necesitas lubricar el engranaje de tu cuerpo, poco a poco. Sabes que no eres el de hace unos años.
Toma en cuenta estos errores comunes antes de volver a encenderte y arrancar a toda potencia:
No sobrestimes tus capacidades: Cuando veas una pista para correr quizá lo primero que pienses es en darle cinco vueltas para solo calentar, pero apenas en la primera mitad de la pista empiezas a sentir un dolor abdominal y que te falta la respiración.
Ahí te darás cuenta de que el tiempo no pasa en vano. Procura empezar como lo hiciste hace unos años… Dos vueltas para empezar.
No hay prisa por reponerte. La condición que pierdes esta relacionada con el tiempo que has dejado de ejercitarte. Por eso no esperes que en dos meses puedas ser el mismo de antes.
Cuanto más te apresures más frustración te generaras a ti mismo y terminaras por abandonarlo de nuevo. La constancia es la piedra angular de esta parte.
No esperes milagros. Nos vemos abrumados de toda cantidad de productos que nos invitan a probarlos con resultados garantizados en tres días y se escudan en que te devolverán el dinero si no funciona. Pero nunca es así, por eso debes ver la manera de progresar por tus propios medios.
Conoce tu cuerpo y ve que le hace bien y que le hace mal. Nadie lo sabrá mejor que tú.
No veas el hacer ejercicio como obligación. Es una obligación, sin duda, porque requiere compromiso contigo. Pero debes disfrutarlo también.
Busca la manera de divertirte mientras entrenas. Así cuando se vuelva parte de tu rutina, no será la parte aburrida.
Hazlo regular pero con moderación: Hay que encontrar un balance. No puedes hacerlo cuando quieras. Menos si dejas pasar más de tres días sin ejercitarte. Busca que sea con regularidad.
Tampoco es bueno pensar que si ahora lo abandonaste solo por un mes, y no por años como la última vez, puedes desempeñar el mismo esfuerzo que cuando lo dejaste. Tienes que empezar de cero otra vez.
Ignorar la prevención de lesiones: Dar el paso es muy difícil, pero es muy positivo y gratificante. Pero es en esta etapa que estas más expuesto a sufrir una lesión.
Tras el paso del sedentarismo a la actividad física debes tener en cuenta que tu cuerpo está acostumbrado a no moverse. Tu coordinación, fuerza y velocidad han disminuido. Por lo tanto, estás menos preparado a reaccionar ante una posible caída o tropiezo. Aun con esfuerzos leves.
En estos casos es importante no olvidar calentar. Sin importar la actividad que estés por realizar. Acostúmbrate a llevar todo lo necesario, incluyendo agua, además de una buena actitud.
Trata de segmentar tu rutina por niveles y aumenta la potencia y frecuencia cuando te sientas listo para hacerlo y no antes. El progreso se notara, solo ten paciencia.