Conocemos que el consumo de sal perjudica la salud de nuestros pacientes.
Y siempre elaboramos programas bajos en sodio porque pensamos que llegan a una etapa en la que deben cuidarse más que antes.
Sin embargo, la mayoría de los problemas causados por la sal se manifiestan desde la adolescencia.
Sobre todo, con cambios significativos en los vasos sanguíneos.
Un nuevo estudio reveló que los adolescentes que consumían mucha sal presentaban una mayor rigidez arterial.
Este cambio es uno de los factores principales que aumentan el riesgo de sufrir ataques al corazón y accidentes cerebrovasculares a una edad adulta.
Por lo tanto, estos jóvenes incrementan la probabilidad de padecer obesidad, diabetes, hipertensión y colesterol alto.
Para comprobarlo, los investigadores ofrecieron dietas diferentes a los voluntarios y midieron la velocidad de la circulación sanguínea a través de la arteria braquial, carótida y femoral.
Los resultados mostraron que los adolescentes que consumieron más sal tenían una menor elasticidad en la arteria braquial. También tenían una mayor velocidad de onda de pulso.
Estas medidas comprobaron que los jóvenes también desarrollan problemas de salud por una alimentación desequilibrada.
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Lo cual impacta su salud, calidad de vida y las condiciones de bienestar para las generaciones futuras.
En lo personal, siempre le pregunto a mis pacientes si tienen hijos, su edad y les recomiendo que implementen la enseñanza de conceptos básicos de alimentación y su aplicación desde una edad temprana.