Conoce la historia de cómo una paciente se transformó en consultora de Cambridge Weight Plan (CWP Coach). Otra prueba de que no necesitas ser un nutriólogo profesional para ayudar a los demás con su dieta.
Esto es mucho más que un método para adelgazar. Cambridge Weight Plan es un plan de cambio de vida.
Para ser consultor de CWP se requieren dos cursos y realizar un examen de cinco módulos en línea. Pero el proceso empieza incluso antes, cuando se toma conciencia que un beneficio propio puede dar beneficios a los demás.
Así es el caso de la CWP coach Laura Sánchez Aldama, originaria de Torreón, Coahuila, pero que vive desde 1998 en la Ciudad de México.
Alguien le habló de este plan hace más de cuatro años y las cosas han cambiado mucho a su alrededor. Nacieron sus dos hijos y su vida es sustancialmente mejor de lo que esperaba.
Cuando se enteró que enfrentaría sola la aventura de ser madre y sin un trabajo fijo sintió que el mundo se desmoronaba.
Ella tenía un trabajo, una pareja y un futuro que había imaginado pero las tres cosas se difuminaron. Con sobrepeso y sin nadie que le diera una oportunidad por su condición de madre soltera apareció Cambridge Weight Plan.
Todo comenzó cuando buscó en la red acerca de planes para combatir el sobrepeso y unos clics después dio con este modo de vida.
Primero hizo el entrenamiento como paciente y vio resultados antes de lo esperado. Con un hijo en camino y un cuerpo pidiéndole nutrientes, creyó que iba a ser imposible perder peso, pero no fue así. Y eso dio bríos a su vida.
Cuando Diego, su hijo, comenzó a caminar, ella dio sus primeros pasos dentro del negocio. Para entonces había perdido ocho kilos, ambos aprendieron juntos a caminar en terrenos nuevos y fue una manera de conectarse con él.
Ese es un testimonio que ella pone de ejemplo con frecuencia.
“Yo veía a mi hijo intentar dar sus primeros pasos, movía un pie y enseguida el otro. Tropezó muchas veces. Muchas antes de poder conectar una secuencia de siete u ocho pasos, que son los kilos que yo había perdido y eso lo asumí como una revelación”, cuenta.
La cara de Diego se lo dijo todo. Al saberse libre le estaba diciendo con su esfuerzo que no importa las veces que cayó antes. Todo valía la pena porque ahora estaba diciéndole al mundo, con sus zapatos rojos de Elmo: “Aquí estoy”.
Esta misma emoción la transmite a quienes acuden a ella y le piden ayuda para bajar de peso.
Ahora Laura es una empresaria que puede estar con sus hijos Diego y Fernanda, la más nueva en el equipo; es una empresaria que se mueve todo el día con un iPad y da consultas y asesorías en línea.
No necesitó demasiado, sólo el empuje y el arrojo para atreverse a dar sus primeros pasos.