La compasión puede ser la clave para una vida más feliz. Descubre el porqué.
Estudios
Un estudio reciente de imágenes cerebrales realizado por Jordan Grafman, del Instituto Nacional de Salud, ha puesto en manifiesto que los centros de placer en el cerebro llamados las redes fronto-mesolímbico (las áreas que se iluminan cuando comemos chocolate o hacemos algo agradable) son las mismas áreas que se iluminan cuando damos dinero a la caridad o actuamos de una manera compasiva. Lo que este y otros estudios nos dicen es que la compasión y ayudar a los demás aumenta en gran medida nuestra propia felicidad.
En otro experimento realizado por el profesor de Harvard Business School, Michael Norton, les dieron a personas una cantidad de dinero y les pidieron que lo gastaran ya sea en sí mismos o en otros. Los participantes experimentaron algunos efectos interesantes. Los que habían gastado dinero en los demás se sentían significativamente más felices que los que se habían gastado todo en sí mismos.
Al parecer el ser compasivo es bueno para nosotros. Y si somos más felices somos más saludables. La ciencia de esto es irrefutable.
En este estudio en particular, las personas con un estilo emocional positivo tenían más probabilidades de resistir resfriados. Al parecer, incluso los niños tienen mayores niveles de felicidad al dar a los demás. En otro estudio reciente realizado por Elizabeth Dunn y sus colegas de la Universidad de British Columbia, niños de tan solo dos años de edad que dan golosinas a los demás recibieron más felicidad que al quedarse con todos para sí mismos.
Si tú quieres tu propia evidencia empírica, prueba lo feliz que se siente al dar algo a alguien hoy. Esa sonrisa que tú ofreces un extraño o la taza de café que das a una persona que tiene frío sin hogar. La compasión es buena para tu salud. La ciencia lo demuestra.