Las actividades extraescolares son beneficiosas para los niños porque favorecen su desarrollo personal. También favorecen las relaciones sociales con sus amigos o compañeros de clase, en un ambiente diferente. El desarrollo de actividades extraescolares está relacionado con un mejor nivel de educación y rendimiento académico. También se asocia con una mayor madurez personal y social. Además, organizar y supervisar parte del tiempo de ocio, puede evitar actitudes o comportamientos inadecuados.
Sin embargo, es muy importante contar con la opinión del menor a la hora de seleccionar el tipo de actividades que va a desarrollar. Esto porque el niño puede verlas como una imposición y terminar aborreciéndolas. Por el contrario, lo mejor es hablar con el niño y proponerle distintas actividades, tanto deportivas como culturales y de ocio. Esto para que él señale las que más le interesan.
Puede ocurrir que comience alguna de ellas y descubra posteriormente que no le agrada o no se le da bien (sobre todo en el caso de los deportes). En ese caso, tampoco pasa nada por cambiar a otra hasta dar con la que más se adapte a sus gustos y posibilidades. Es aconsejable combinar actividades deportivas y de ocio con alguna de tipo académico que aporte un valor añadido para el futuro del estudiante. Algunos ejemplos son los idiomas y la informática.
Cómo elegir la actividad extraescolar ideal
- Hablar con los profesores. Ellos también pueden orientar sobre las preferencias y capacidades del niño. Sobre todo en qué aspectos de su carácter podrían beneficiarse con el desarrollo de ciertas actividades.
- Preguntar al menor qué le gustaría hacer. Esto explicándole las características de las distintas opciones disponibles. Algunos niños demuestran un interés clarísimo desde muy pequeños por la pintura, ciertos deportes, la informática, la música, en otros casos, habrá que ir probando.
- Tener en cuenta las capacidades y habilidades del niño para evitar frustraciones.
- Combinar actividades académicas con otras de ocio y/o deportivas. Así la actividad no le parecerá una extensión de la jornada escolar sin más.
- Asegurarse de que el niño podrá asistir a la actividad.
- Informarse de las actividades que se desarrollan en el mismo centro donde estudia el niño.
- Tener en cuenta que el niño también tiene que hacer deberes, estudiar, jugar y estar con su familia después de la actividad. Por lo que no se debe abarrotar la agenda del menor porque podría provocarle estrés y perjudicar su rendimiento académico.