Tipos de hambre
El hambre de los sentidos
La vista o el olfato pueden influir mucho en nuestra alimentación. Estamos constantemente expuestos a tentaciones alimentares. Los sentidos no solo en qué plato elegimos, sino que también pueden llevarnos a comer e incluso a sentir hambre cuando realmente no la tenemos. Es lo que se conoce por “comer por los ojos”.
El hambre por aburrimiento
Sea porque tenemos una costumbre de comer en determinadas ocasiones (y si no lo hacemos parece que nos falta algo), como si estamos en casa sin tener qué hacer y de pronto pensamos en picar algo… El aburrimiento y la costumbre pueden hacer que sintamos hambre cuando en realidad nuestro organismo no necesita comer.
El hambre por ansiedad o impulsividad
Nuestro estado psicológico y sentimental es otro factor fundamental a la hora de determinar el hambre. Los ataques de hambre, los atracones (normalmente de alimentos muy calóricos), pueden ser una vía de escape de otros sentimientos. Es muy importante no confundir ansiedad y apetito.
El hambre por recompensa
Después de un día estresante, difícil o cansando, a veces nos apetece un premio comestible. Esta puede ser una manera inconsciente, o incluso a veces consciente, de recompensarnos por algo.
Cómo identificar si el hambre es real y controlarlo
Antes de lanzarte a comer estos alimentos tan atractivos, es importante tomar conciencia de la situación. Párate y piensa si realmente tienes hambre. ¿Cuántas horas han pasado desde la última comida? ¿Cuánto queda para la siguiente? La planificación es esencial para controlar falsos ataques de hambre. Si planificas tu menú con un horario concreto, realizas las 5 comidas diarias, empezando por un desayuno completo, podrás controlar más fácilmente las tentaciones.