Cuando éramos bebés, comíamos cuando teníamos hambre y parábamos cuando nos quedábamos satisfechos. No contábamos calorías, gramos o carbohidratos y éramos felices y sin preocupaciones. La comida era la fuente de placer y sustento. Entonces algo cambió. Llegó una edad en donde comenzamos a examinar nuestros cuerpos. A compararlos con el de nuestros amigos o familiares. Te diremos como volver a comer sin culpas.
Poco a poco comprendimos que era bueno comer y que no, cómo debíamos de comer y a qué hora. Para muchos de nosotras, es una constante fijación, estemos a dieta o no, cuidar qué tantas calorías estamos ingiriendo, cuándo debemos de parar de comer un cierto tipo de alimento culposo, y limitarnos en muchos otros. Todo puede tornarse en algo realmente perjudicial, pues además de poder causar algún tipo de trastorno alimenticio, existe un cansancio mental increíble, que a demás, se vuelve costumbre.
Por tanto, la nutrióloga Jenna Hollestain, nos trae 4 consejos de una dieta donde no necesitas estar a dieta, no te los pierdas.
Come en sintonía
Comer en sintonía es un enfoque de la no-dieta en la que tu cuerpo se vuelve a conectar con las señales internas de hambre, la saciedad, y la saciedad en oposición a las señales externas de los tiempos de comida, tamaño de las porciones, o un número limitado de gramos o calorías.
Hay diferentes métodos que hablan de esto, pero el punto sigue siendo el mismo: Concéntrate. Back to basics, o sea, regresemos al principio, a nuestros instintos. Esto no solo aplica a la hora de comer, sino en tu vida diaria en general. Comienza a confiar en lo que sientes.
Escucha a tu hambre
¡Tengo hambre, maldita sea! ¿Sabes qué? es una excelente noticia; Significa que tu cuerpo está trabajando. El hambre es un proceso biológico y natural, piensa en ella como una conversación con tu cuerpo. Tu cuerpo te habla, aprende a escucharlo.
Cuando empezamos a sentir hambre, podemos sentir un ligero vacío en el estómago. Poco a poco, el ligero vacío se va convirtiendo en un estruendo y es cuando tu cuerpo comienza a gritar. Con el tiempo, si no respondes, el hambre podrá protestar contra ti con un dolor de cabeza, mareos, irritabilidad…
Reconocer que tienes hambre y responder a ella es el primer paso para convertirte en una comedora en sintonía. Elige responder tu hambre lo más temprano posible, pues cuando esperamos hasta morir de hambre, probablemente no tendremos la misma experiencia al comer; comeremos realmente rápido, sin disfrutar la comida.
Come sin culpas
¿En qué momento hizo comer convertido en una fuente de culpa? Describimos los alimentos como “pecado” o “libre de culpa”, y hemos llegado a ver un “buen día”, como aquella en la que nos resistimos la tentación y un “mal día”, como uno en el que le dimos en la torre a algún pastel, tamales o etc.
A menos que hayas tacleado a alguien en el pasillo por la última galleta de la caja, no creo que debas de sentirte culpable por comer ciertos alimentos. Es difícil, después de tantos años, cambiar el sentimiento de culpa o vergüenza pero ¿Qué hay detrás de los sentimientos negativos hacia la comida? Es generalmente una combinación confusa de miedo y ansiedad.
¿El antídoto? Combina amabilidad, contigo misma, y conocimiento. Reconoce que la culpa solo servirá para hacerte sentir peor, perdonate y aprende a ser más suave contigo misma. Obtén el conocimiento de que los alimentos no son intrínsecamente “buenos” o “malos”, incluso si tienen perfiles nutricionales diferentes, nos pueden ayudar a tomar decisiones que contribuyan tanto a nuestro disfrute de corto plazo y bienestar a largo.
Elimina distracciones
Al ver más allá de los alimentos buenos y malos, podemos empezar a optar por comer lo que somos realmente hambrientos. Y mediante la eliminación de las distracciones como la televisión, el teléfono y otros dispositivos, y comer a un ritmo que maximiza nuestro disfrute, podemos dirigir nuestra atención a lo que estamos comiendo con todos nuestros sentidos.
Recuerda la bendición que es comer. Aprende a disfrutarla sin culpas, escuchando a tu cuerpo y sintiéndote segura de ti misma.