Esos antojos que puedes estar sintiendo de noche o simplemente al ver pasar comida, pueden estarte diciendo algo más que un simple “¡cómeme!”. Se cree que los antojos se desencadenan por las áreas del cerebro responsables de la memoria y el placer. Lo que crea un ciclo adictivo a comer para sentirte bien. Es decir, adicción a la comida.
Las áreas de la memoria en el cerebro son las responsables de asociar un alimento específico a una respuesta emocional. Esto le da un nuevo significado esa comida y se crea lo que se conoce como “hambre emocional”.
Cuando nuestro cuerpo está sano, envía señales normales hambre que te invitan a comer comida saludable. Pero cuando la microflora está fuera de balance – una condición llamada disbiosis – el funcionamiento natural de nuestros intestinos se daña. A medida que este desbalance crece y se genera un ambiente de mucha azúcar o levadura, nuestros cuerpos responderán más fuerte a la ansiedad. Y muy fácilmente comeremos todavía más alimentos de este tipo.
También es importantísimo saber que algunos alimentos tienen efectos opioides. Lo que hacen es que desencadenan una respuesta química corta en el cuerpo para hacernos sentir bien.
Algunos opioides famosos son la heroína o morfina. Sin embargo, nuestros cuerpos pueden producir sustancias que funcionan muy similar en forma de endorfinas.
Alimentos como el gluten, cuando se digiere, produce péptidos fragmentos que también pueden actuar como opioides, llamadas exorfinas de gluten. Por eso a veces sentimos que se nos niebla la cabeza después de comer pan, pasteles y pastas.
La caseína es una proteína que se encuentra en los productos lácteos que, cuando se digiere parcialmente, produce un péptido que actúa como opioide llamado casomorfina.
Y bueno, hasta la comida chatarra como las papitas tienen este tipo de efectos.
Si bien no son tan fuertes, si son de las causas principales de porque no podemos dejar de comerlos o de las razones por las que nos ganan los antojos.
Lo interesante aquí es que mientras en una sentada te puedes acabar una barra de queso, una bolsa de papas o un pastel entero, es que de alguna manera está relacionado con lo que podría ser una adicción fuerte.
Pero también, esos antojos podrían estarte pidiendo algo más. Algo que tal vez no es tan azucarado o grasoso. Si sientes antojos ridículamente fuertes, muy seguramente es un llamado de tu cuerpo a comer mejor y hasta checarte ¡Puede ser síntoma de un desbalance alimenticio!
Cuando sientas este impulso, date un momento y ponle atención a tu cuerpo.