El éxito de los programas de reducción de peso se basa en una dieta saludable y el ejercicio físico realizado regularmente. Llevar cabalmente estos dos principios le ayudarán a perder peso a largo plazo. Esto debe hacerse a un ritmo lento y constante, pues los riesgos de perder peso rápidamente es el rebote con un aumento de peso superior al que tenía anteriormente y otros efectos secundarios.
Por lo tanto, comer saludablemente es la forma más ideal para perder peso. Vuelva el desayuno la comida muy importante del día, ya que proporciona la energía necesaria para las actividades diarias y mantiene el metabolismo en movimiento. Tener un desayuno saludable le mantendrá alejado de refrigerios poco saludables o comer compulsivamente durante la hora del almuerzo. Vuelva el desayuno el aporte de una buena cantidad de proteínas y fibra que lo mantengan satisfecho hasta la siguiente comida. Alimentos altos en fibra son muy provechosos porque no tienen excesos de calorías y no son absorbidos por el cuerpo.
Acostumbre comprobar el valor calórico y contenido de grasa de los alimentos. Procure comidas con regularidad pues de lo contrario se verá orillado a hacerlo en exceso cuando lo haga. Las comidas pequeñas y frecuentes ayudan a mantener el tener control sobre la dieta. El patrón de alimentación escogido debe ser ideal según el estilo de vida de cada persona.
El consumo de fibra es la mejor manera de bajar de peso y la encuentra disponible en dos formas. Una es soluble, se encuentra en los frijoles y avena. Y la otra, insoluble, disponible en verduras, frutas y granos enteros. Ambas formas son buenas; la forma soluble disminuye el colesterol en el cuerpo, mientras que la forma insoluble agrega volumen a la dieta. La fibra se hinchan en el estómago provocando una sensación de plenitud a la persona. Las frutas frescas y verduras proporcionan las vitaminas y minerales necesarios para el cuerpo y frenar las ganas de comer más.
Beber cantidades suficientes de agua es muy bueno para el cuerpo. Es necesaria para la regulación de la temperatura corporal y añadir viscosidad a la sangre. También es un supresor natural del hambre. Beber agua enfriada con hielo ayuda a calentar el cuerpo y quemar hasta 400 calorías a la semana. Increíble ¿no?