¿Por qué será que el queso tiene una mala reputación? Probablemente se deberá a que es delicioso, es más debería de ser ilegal.
¿Cuándo has escuchado que algo delicioso pueda ser beneficioso para la salud?
Entérate de que el queso puede formar parte de una dieta bien balanceada e incluso incluirse diario a la hora del desayuno o la cena. El secreto es consumirlos con moderación y tener a la mano variedades o tipos de queso que se adapten y complementen tu programa alimenticio
El mejor acompañante
El queso puede resultar el mejor acompañante, además de que funciona como un potenciador de sabores. Inclúyelo entre dos lonchas de pan integral o con una pieza de fruta como la manzana o pera. Es una gran fuente de calcio, ácidos grasos y proteínas. Tipos recomendados: Brie, Edam, Manchego o Valençay.
Controla la ingesta de grasas saturadas
La mayoría de personas que se preocupan por su salud son conscientes de las calorías, pero cuando se trata de comer una porción de queso enfocan su atención a la cantidad de grasa. De a cuerdo con La American Heart Association, sólo del 5 al 6 por ciento de las calorías diarias deben provenir de grasas saturadas, unos 12 o 13 gramos por día. Lo que significa que, si estás recibiendo más grasas saturadas de otras fuentes puede que tengas que limitar el consumo de queso.
Selecciona las porciones
Debido a que es tan sabroso podemos enviciarnos a comerlo en exceso. Lo más importante es el control de porciones. Consulte a un consultor para saber una guía detallada de las porciones de cada tipo de queso.
- Una cucharada de parmesano rallado puede ser suficiente sobre la pasta.
- Una loncha de mozarela sobre una porción de lasaña funcionan como ejemplos.
Aprende a disfrutar de el queso. Los encontrarás en muchas variantes y estilos, por ejemplo el panela, el Oaxaca o el cottage los verás incluidos en muchas dietas. Y tampoco te sorprenderá que algunos dietistas recomienden mascarpone o ricota en la inclusión del almuerzo.