Honestamente, dejar la leche y los lácteos, no fue cosa fácil. Me imagino que ha de ser todavía menos cuando es por convicción propia y no por ser intolerante. La pregunta que todo el mundo se hace es ¿de donde obtengo el calcio que mi cuerpo necesita?
Hay muchos alimentos y opciones allá afuera, los lácteos no son los únicos que tienen calcio.
Esta es una pequeña lista de recomendaciones por si te sientes inquieto sobre donde conseguir el calcio que necesitas:
Sardinas Enlatadas
No es algo que se mencione muy a menudo, pero las sardinas tienen mucho, mucho calcio. Con una lata de sardinas, además de calcio, también estarás comiendo vitamina D, B12 y omega 3.
Sésamo
En una ración más pequeña de lo que crees, puedes obtener hasta el 25% de la recomendación diaria que necesitas. Sus semillas son muy nutritivas, además, también contienen fósforo, magnesio y manganeso.
Verduras de hoja verde.
Las acelgas, espinacas o los berros, son muy ricas en calcio. Si quieres aprovechar al máximo sus nutrientes y propiedades, es mejor que las comas crudas o al vapor.
Frutos secos
si bien es cierto que casi todos aportan una cantidad de calcio suficiente, las almendras son la opción número uno.
Derivados de la leche
La leche de soja o leche de almendra también proporciona calcio a nuestro cuerpo, aunque menos que la leche en sí.
Agua mineralizada
Lo que mucha gente no sabe es que un litro de agua mineralizada ya proporciona el calcio necesario para un adulto. El resto del agua que necesitamos, ese sí de agua natural sin mineralizar 🙂
Así que ya sabes, con estos consejos no tendrás que preocuparte por el calcio otra vez.