Los alimentos con etiquetas nutricionales similares pueden tener efectos muy diferentes sobre los microbiomas intestinales.
Un estudio reciente, cuyos resultados aparecen en la revista Cell Host & Microbe, observó las dietas y muestras de heces de los participantes en el transcurso de 17 días.
Para examinar las discrepancias entre cómo los diferentes alimentos influyen en el microbioma intestinal, incluso cuando parecen ser nutricionalmente similares.
Un microbioma intestinal humano sano incluye una amplia variedad de bacterias diversas.
Y la comunidad científica ha estado interesada en ver cómo se relaciona el microbioma intestinal con la salud y la enfermedad.
Para este estudio, los investigadores reclutaron un total de 34 participantes a quienes instruyeron que registraran todo lo que comieron durante 17 días. El equipo recolectó muestras de heces diariamente.
Para descubrir cómo el microbioma de cada participante cambiaba cada día en respuesta a la comida que comían.
Los investigadores realizaron una secuencia metagenómica de escopeta en las muestras de heces.
Hacer esto también les permitió notar los efectos de los cambios microbianos sobre las enzimas y las funciones metabólicas.
Cómo los nutrientes pueden alterar el microbioma intestinal
Antes de que comenzara la investigación, los autores del estudio creían que no sólo podrían identificar vínculos entre ciertos nutrientes dietéticos.
Y también cepas específicas de microbios, sino también determinar por qué los microbios difieren entre individuos.
Sin embargo, encontraron en cambio que los alimentos que compartían un perfil nutricional comparable no tenían necesariamente un efecto similar sobre el microbioma.
El autor principal Dan Knights, que trabaja en el Departamento de Ciencias de la Universidad de Minnesota en Minneapolis.
Señaló que estos hallazgos presentaron un desafío diferente.
“Tuvimos que rascarnos la cabeza y pensar en un nuevo enfoque para medir y comparar los diferentes alimentos”, explicó.
Luego, los investigadores desarrollaron una jerarquía estructurada de alimentos.
Esto les permitió identificar los alimentos estrechamente relacionados entre sí con los que podían compartir datos estadísticos.
Encontraron que los alimentos relacionados, por ejemplo, las espinacas de hojas verdes y la col rizada.
Tenían un efecto comparable sobre el microbioma, mientras que los alimentos que no estaban estrechamente relacionados diferían en sus efectos.
El contenido de calorías generalmente se encuentra cerca de la parte superior de la etiqueta, y la grasa total, el colesterol y el sodio son los siguientes en la lista.
Las etiquetas nutricionales también indican la cantidad de carbohidratos, incluyendo fibra dietética y azúcar.
Además, las etiquetas nutricionales indican qué vitaminas y minerales, como las vitaminas A y C.
Lo que este estudio descubrió es que aunque ciertos alimentos pueden tener cantidades comparables de vitamina A, carbohidratos o proteínas.
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