Ya sea con motivos de trabajo, paseo o celebración. Los viajes se consideran un paréntesis o más enfáticamente una “ruptura” del cotidiano. Por esto mismo; los horarios, compromisos y la dieta cambian radicalmente. La clave de ello está en adaptarse cumpliendo con el programa, ya sea de dieta y/o de ejercicio. Así podrás no engordar durante vacaciones.
Sácale provecho al escenario
Los destinos de playa siempre ofrecen actividades y alimentos saludables y naturales. 30 minutos de caminata en la playa representan un buen ejercicio cardiovascular. La alimentación va de acuerdo a tus metas, el pescado y los productos locales tienen un alto valor de proteínas. Incluye colaciones de fruta y verdura fresca, La hidratación es básica.
Definitivamente los husos horarios causan un desajuste de nuestro reloj biológico y el respeto del tiempo dedicado a la alimentación. Concéntrate en incluir colaciones ricas en proteína libres de grasa y carbohidratos. Las nueces y almendras son VITALES para esta función. Es recomendable siempre llevar un envase lleno de agua ya que hidratarte reajusta los niveles de serotonina para acoplarte al nuevo horario.
Ser flexible
En lo referente al alcohol se aplica la máxima “todo con medida”. Es impensable y puede caer en el mal gusto rechazar un brindis en un evento, al igual que algún postre. Elabora una tabla de equivalencias que aplicaras toda tu vida.
Si probaste un manjar de chocolate saca la cuenta de esas calorías y concientiza tus metas. Siempre hay manera de seguir con tu dieta.
Planeando con antelación tu viaje puedes reservar un paquete de productos del CWP que se amolden a tus necesidades y el tipo de viaje que vas a realizar. Al mismo tiempo consulta a tu especialista para saber que cosas te están permitidas, con cuales puedes ser flexible, y las cosas que no son negociables. Lo importante es que disfrutes de esta aventura.