La obesidad es un problema de salud importante debido al actual ambiente “obesogénico”. En el que la comida no saludable es fácil y barata, es mucho más accesible que opciones más saludables. Por esta misma situación, muchas organizaciones gubernamentales fomentan hábitos alimenticios saludables, proporcionando información sobre dietas saludables. Aún con este esfuerzo, cuando las personas encuentran estímulos que han aprendido a asociar con comer chatarra, tienden a elegirla incluso cuando saben que no es saludable. Este es el hallazgo de la investigación llevada a cabo por los psicólogos Aukje Verhoeven, Poppy Watson y Sanne de Wit de la Universidad de Amsterdam.
Más sobre la investigación
Se investigaron los efectos de las advertencias sanitarias sobre las elecciones de alimentos. Lo hicieron en presencia o ausencia de estímulos asociados a los alimentos. Esto incluye todo tipo de estímulos y asociaciones. Incluidos los anuncios que estimulan el antojo, la vista o el olor de los alimentos.
“Las advertencias e información nutricional generalmente logran que las personas quieran alimentos más saludables. Sin embargo, muchos terminan escogiendo productos poco saludables”, dice Verhoeven. “Sospechamos que esto podría deberse en parte al hecho de que las personas aprenden a asociar señales específicas en su entorno con ciertos alimentos. Por ejemplo, comer una hamburguesa regularmente sucede en la presencia de un gran logotipo M. Esto provoca una fuerte asociación entre el estímulo (el logotipo) y la experiencia gratificante de comerse una hamburguesa. Simplemente al ver una M eventualmente logra hacer que se nos antoje una hamburguesa. Desencadena un comportamiento aprendido para dirigirse a un restaurante de comida rápida. Por lo tanto, las asociaciones activan automáticamente el antojo por opciones no saludables. Haciendo que las advertencias sanitarias, que se centran en las elecciones conscientes, sean ineficaces.”
Para probar su hipótesis, los investigadores utilizaron un programa específico de la computadora. En un entorno controlado. Para simular los procesos de aprendizaje entre ciertas elecciones (de alimentos) y estímulos ambientales en los sujetos. “Las advertencias sanitarias para la elección de alimentos saludables solo parecen ser efectivas en un entorno donde no hay estímulos de otros alimentos. Cada vez que hay estímulos presentes que las personas asocian con ciertos alimentos, eligen el producto alimenticio que lo acompaña, incluso cuando saben que no es saludable o que realmente no desean ese producto. No importaba si alertábamos a los sujetos antes o después de que aprendieron las asociaciones con señales de comida”.
La posible solución
¿Cómo podríamos asegurar que las personas no solo tengan la intención de comprar productos más saludables, sino que en verdad lo hagan? Los investigadores sugieren disminuir el nivel de estímulos asociados con los alimentos a los que las personas y los niños en particular están expuestos.
Una forma de hacer esto, por ejemplo, sería disminuir la cantidad de publicidad de alimentos no saludables. Además, los resultados sugieren que estos procesos podrían, a su vez, estimular la elección de productos saludables.
“Vale la pena exponer a las personas a productos alimenticios saludables junto con ciertas señales ambientales más a menudo. Por ejemplo, mostrando más anuncios de productos saludables. El entorno también se puede configurar de manera que las opciones saludables sean las más fáciles de conseguir, por ejemplo, colocando productos saludables en el frente en los comedores o reemplazando las barras de chocolate con manzanas y refrigerios saludables en la caja registradora.”
Dado que muchas de las asociaciones involucradas pertenecen a monstruos corporativos, va a ser difícil que la situación cambie. Pero es muy importante advertir a nuestros pacientes de esta programación para que estén conscientes.