Ahora que tienes claro que quieres bajar de peso, debes fijar metas alcanzables para lograrlo. No se trata solo de adelgazar rápido, debes adelgazar bien. Es decir, tener objetivos firmes.
En esta aventura la alimentación jugará un papel clave. Cuando pensamos en salud y nutrición pensamos en ensaladas y vasos de agua pero para eso están los expertos que no solo son unos guías que nos dirán cómo bajar de peso rápido, sino unos estudiosos de su tema que nos ofrecerán una dieta específica para nuestro objetivo específico.
Uno de los pasos más importantes es ser conscientes de que no estamos solos en este camino. Hay todo un campo de estudio preocupado desde hace años por personas que luchamos contra el sobrepeso.
El primer movimiento es definir qué queremos. ¿Lo hacemos por salud?, ¿para evitar la diabetes?, ¿para lucir mejor?, ¿para tener mejor rendimiento?, ¿por todas las anteriores?
Una vez que lo tenemos, ya vamos en el camino.
Cuando llegues con tu consultor y él vea que ya tienes este avance, ambos ahorrarán mucho tiempo para dar estos tres pasos:
Paso 1: Cambiar “objetivos de resultados” por “objetivos de hábitos”
Estos describen lo que haremos y no lo que obtendremos que a la postre definirán todo. No es lo mismo “voy a bajar 10 kilos” a “voy a dejar de consumir bebidas con azúcar”.
Hablamos de realismo y este es el mejor ejemplo. En el pasado conocí asesores que mostraban la foto de un modelo a sus pacientes y les decían “Este podrías ser tú”. Y obviamente nunca lo llegaron a ser.
La aspiración parte de la transpiración. Trabajar diario por las metas es el único camino para llegar a ellas. Por eso el cambio de hábitos es más importante que la aspiración misma.
El “objetivo de hábitos” es la manera en que demostrarás tu compromiso contigo mismo.
Paso 2: Cambiar “prohibición” por “concentración”
Prohibir casi garantiza que lo harás. Es una resistencia natural al cambio y todos pasamos por ella. Es contraproducente psicológicamente. Cuando te dicen “no” es cuando más inquietud tienes por hacerlo.
Aquí es donde debemos modificar “prohibir” por “concentrar”. De esta manera llevaremos la mente a donde debe estar alejándola de las tentaciones y distracciones.
La concentración por objetivos se centra en la sensación de bienestar. Busca acciones fáciles, que te funcionen y repítelas. Por ejemplo si para atacar el hambre te resulta comer una fruta, entonces nunca salgas de casa sin ellas y consulta con tu médico las cantidades y cuáles puedes ingerir para que no tenga un impacto en tu dieta establecida.
Paso 3: Cambiar “rendimiento” por “dominio”
Los objetivos de rendimiento están más asociados a la validación externa. El ejemplo más sencillo es cuando de niños buscábamos la estrellita en la frente que nos ponía el maestro más que el aprendizaje. No nos interesaba obtener algo de la tarea, sino la mera “estrellita”.
El objetivo de dominio más favorable hubiera sido solo concentrarnos en sacar provecho de la actividad que nos dejaban, lo cual se vería reflejado en un buen trabajo y eventualmente habría estrellita en la frente.
Así es en la búsqueda para perder peso. Debemos concentrarnos más en el bienestar de nuestro cuerpo que en el comentario halagador tipo “¿bajaste de peso?, ¡qué bien te ves!”.