Con todas las alternativas de alimentación saludable que circulan actualmente parecen hacerse competencia unas sobre otras, y se vuelve difícil la elección de la más adecuada para llevar una vida sana y reducir el peso. Sin embargo, antes de comenzar cualquier plan, comience anotando todo lo que come en su dieta habitual y cómo se siente. Anote todos los alimentos, desde comidas principales hasta bocadillos. Hágalo durante una semana para que tenga una idea clara de sus hábitos alimenticios y los efectos en su salud.
Lo siguiente que hay que hacer es considerar cuáles son sus objetivos dietéticos. Ya sea que tenga sobrepeso o diabetes, debe buscar una dieta de alimentación que se ajuste a sus condiciones. Sí sólo está buscando mejorar su estado de salud general, cualquier plan de alimentación nutricionalmente balanceado le ayudará.
Vuelva al proceso de llevar un seguimiento de lo que come y cómo le hace sentir. De tal modo ir tomando conciencia de los beneficios que le produce desprenderse de malos hábitos para comer y en su lugar llevar una dieta nutritiva. Será natural que se sienta mal los primeros días. Y si se siente en la necesidad de abandonar la nueva rutina diríjase a su lista de propósitos. Así obtendrá la motivación extra que le esté faltando. Conforme pasen los días empezará a notar los beneficios.
Diferentes dietas tienen un efecto diferente en las personas. Por eso es importante saber cuál es el impacto que tienen los alimentos sobre usted. Por ejemplo, una gran cantidad de personas que llevan una dieta alta en carbohidratos y baja en grasas pueden encontrarse irritables y somnolientos. Si nota efectos para su estado anímico o de salud, vale la plena se replanteé el seguimiento de la dieta.
Mantenga un registro de los alimentos para que descubra cuál o cuáles pudieran estar propiciando tal desajuste. En vez de comenzar una dieta nueva de cero, sólo debe hacer pequeños ajustes a la que ya está siguiendo.