¿Sabías que 1 de cada 3 niños en México padece obesidad? La obesidad infantil en México es un grave problema que debe controlarse.
La obesidad infantil tiene consecuencias
Probablemente has oído hablar de las consecuencias de la obesidad en los adultos: colesterol alto, diabetes, problemas cardíacos, alta presión arterial, daños en las articulaciones… Lo que quizás no sepas es que estos problemas también afectan a los niños con sobrepeso.
Estas complicaciones de salud son muy serias para un niño porque ponen en peligro su desarrollo. En el caso de los niños latinos, estos problemas de salud pueden ser aún más graves que en el resto de la población infantil.
Por ejemplo, la incidencia de diabetes del tipo 2 es mucho mayor entre niños latinos con sobrepeso que en el resto de la población infantil obesa, por cuestiones genéticas (muchos latinos tienen una predisposición a padecer diabetes y trastornos relacionados con el desarrollo de la diabetes, como la resistencia a la insulina).
Por otra parte, las consecuencias de la obesidad infantil no son solamente físicas, sino también psicológicas. Los niños con exceso de peso tienen más problemas de autoestima, depresión e integración que los niños con un peso normal.
Todo esto puede parecer alarmante, y hay motivos para ello: hace años que los expertos intentan concientizar a la población sobre la necesidad de controlar la epidemia de obesidad infantil de México debido a las graves consecuencias que tienen estos problemas de salud. Por eso es importante estar informado sobre cómo puede afectar la obesidad a la salud de tu hijo.
A continuación, puedes leer con más detalle cuáles pueden ser las consecuencias de la obesidad en los niños.
Consecuencias físicas
Resistencia a la insulina
La insulina es una hormona que segrega el páncreas. Es como una llave que abre una puerta en las células para que entre la glucosa, o azúcar, proveniente de los alimentos que comemos. Así es como se nutren las células y logramos obtener la energía necesaria para nuestra vida diaria.
La resistencia a la insulina ocurre cuando las células no escuchan que la insulina está llamando a la puerta para abrirla. Como la puerta no se abre, toda esa glucosa se queda circulando por la sangre.
En respuesta a este exceso de azúcar en la sangre, el páncreas produce más insulina para ver si llamando más fuerte las células escuchan y abren la puerta. A veces esto funciona, pero solo por un tiempo limitado. Al cabo del tiempo, las células encargadas de producir insulina comienzan a fallar por el exceso de trabajo. Estas células, llamadas células beta, no se pueden reproducir ni regenerar, por lo que, cuando mueren, el daño es permanente.
Los niños latinos suelen tener niveles más altos de insulina que los niños no latinos por cuestiones genéticas. Si a esto sumamos un exceso de calorías y falta de ejercicio, es muy posible que la tendencia genética a la diabetes se manifieste.
Síndrome metabólico
El síndrome metabólico consiste en una serie de problemas de salud que indican un riesgo alto de desarrollar problemas de corazón y diabetes del tipo 2.
Un niño tiene síndrome metabólico cuando ha desarrollado tres o más de los siguientes problemas:
- Obesidad abdominal: La grasa que se acumula en el abdomen crea más problemas de salud que la que se acumula en otras partes del cuerpo.
- Bajo colesterol HDL (colesterol de alta densidad): El HDL es el colesterol que se considera ″bueno″ porque ayuda a eliminar el colesterol LDL (colesterol de baja densidad) o ″malo″.
- Triglicéridos elevados: Los triglicéridos son un tipo de grasa que circula por la sangre. Cuando una persona está obesa, los niveles de triglicéridos se elevan.
- Alta presión sanguínea o hipertensión: Es la presión que la sangre ejerce en las paredes de las venas y arterias cuando bombea el corazón. Cuanta más presión hay, más tiene que trabajar el corazón para movilizar toda la sangre.
- Intolerancia a la glucosa: Esto significa que los niveles de azúcar en la sangre se elevan después de las comidas, aunque no tanto como en la diabetes. El incremento de los niveles de glucosa en la sangre hace que tu cuerpo produzca más insulina, lo cual puede terminar provocando diabetes.
Un niño que está obeso sufre estos problemas de salud en mayor o menor medida.
Diabetes del tipo 2
Cuando hay diabetes del tipo 2, la glucosa de los alimentos se queda circulando en la sangre porque no hay suficiente insulina para que entre en las células. Síntomas comunes de la diabetes tipo 2 son:
- Orina frecuente y sed persistente
- Hambre extrema
- Pérdida de peso
- Fatiga e irritabilidad
Los niños obesos cuyos padres son diabéticos tienen más posibilidades de desarrollar esta enfermedad.
Otras consecuencias físicas que se dan con menos frecuencia
Hay una larga lista de problemas de salud relacionados con la obesidad infantil. Algunos de los más comunes, aunque no tan frecuentes como los anteriores, son:
- Hígado graso: Ocurre cuando hay una acumulación de grasas o triglicéridos en el hígado, lo cual puede crear cirrosis (una enfermedad que aparece cuando mueren las células del hígado). El hígado es un órgano esencial porque filtra la sangre.
- Apnea: La apnea impide la respiración adecuada durante el sueño y, a menudo, va acompañada de ronquidos. Las personas con apnea dejan de respirar durante cortos periodos de tiempo mientras duermen, y esta falta de aire hace que se despierten y no descansen adecuadamente. En los niños, la falta de descanso puede causar problemas en la escuela, desde hiperactividad hasta dificultad para concentrarse.
- Trastornos menstruales: La obesidad interfiere en la actividad de las hormonas femeninas, encargadas de regular el periodo menstrual. Las niñas con sobrepeso suelen alcanzar la pubertad a edad más temprana.
- Problemas ortopédicos: El exceso de peso puede impedir que la tibia, uno de los huesos que va desde el tobillo a la rodilla, se desarrolle adecuadamente, lo que podría tener consecuencias para el crecimiento y la movilidad en el futuro.
- Oscurecimiento de la piel en los pliegues: Conocida como acantosis nigricans, esta condición produce unos parches oscuros en las axilas y la nuca, o en otros lugares donde hay pliegues en la piel. No son dañinos, pero pueden significar resistencia a la insulina o el comienzo de la diabetes.
Consecuencias psicológicas
Los niños obesos suelen ser objeto de burlas y rechazo por parte de sus compañeros. Esta exclusión crea problemas psicológicos que se pueden extender hasta la vida adulta. Algunos de los problemas psicológicos más comunes de los niños obesos son:
- Baja autoestima: La autoestima es cómo se ve uno mismo. Cuando una persona tiene baja autoestima suele describirse en términos negativos y cree que no es tan bueno como el resto de las personas. La autoestima se establece durante la adolescencia, con la aceptación en grupo. Esto es especialmente importante en el caso de los hombres. Un niño que siente rechazo por ser obeso puede tener muy baja autoestima y arrastrar esta falta de autoestima hasta la vida adulta.
- Percepción negativa de la imagen corporal: Según las encuestas, nueve de cada diez niños obesos se sienten avergonzados de su aspecto y creen que si pierden peso dejarán de ser objeto de burlas.
- Depresión: Para algunos niños, la tristeza y el aislamiento causados por el rechazo puede derivar en depresión. La depresión es una enfermedad seria que implica trastornos químicos en el cerebro y tiene que ser tratada. Los niños no pueden resolver este problema por sí solos.
En definitiva, las consecuencias psicológicas de la obesidad son muy reales para la mayoría de los niños obesos, que necesitan la ayuda de los adultos y profesionales para superarlas. Si tu hijo tiene un problema de sobrepeso, habla con tu pediatra para determinar cómo empezar a establecer hábitos saludables para tu hijo.