Lo que comemos no sólo tiene un impacto en nuestro cuerpo y en nuestro organismo, también en nuestra genética.
Eso hará que los efectos de los alimentos que consumimos se extiendan hasta varias generaciones a futuro.
De manera que nuestros hábitos alimenticios no sólo determinarán nuestra salud, sino también la de nuestros hijos, nietos y una larga descendencia.
Y esto sucede porque los alimentos tienen el poder de producir cambios en nuestra genética.
Como ha sucedido desde hace miles de años.
Pero también nos ayudan para poder entender cómo funcionan las sustancias de los alimentos que consumimos.
Y así poder hacer los cambios o correctivos que se requieran en la alimentación para asegurar una vida saludable nuestra y para nuestros descendientes.
Los cambios en la genética
Un estudio reciente de la Universidad de Cornell, en Estados Unidos, comparó las adaptaciones alimenticias antes y después de la revolución neolítica.
Su conclusión fue que el cambio de hábitos alimenticios que tuvo la población europea provocó modificaciones genéticas.
Antes del neolítico, las poblaciones europeas eran cazadoras y sólo ingerían alimentos de origen animal.
Sin embargo, la agricultura provocó que sus dietas cambiaran y se basaran en el consumo de plantas.
Esta investigación demostró que comer plantas generó que los granjeros produjeran más un alelo que ayuda a regular los niveles de colesterol.
Lo cual contribuye a prevenir la inflamación del intestino, enfermedades cardiovasculares, artritis y desorden bipolar.
Un alelo es la forma que puede adoptar un gen y que se manifiesta con determinadas características.
Por ejemplo, pueden manifestarse en forma de obesidad, en respuesta a una determinada enfermedad, etc.
Y estos cambios en la genética permanecen por generaciones.
Otra modificación importante fue que el gen FADS1 produjo enzimas que desempeñan un papel importante en la biosíntesis de omega-3 y omega-6.
Estos omegas son indispensables para el correcto funcionamiento del cerebro.
Con estos descubrimientos, los investigadores apuntan a buscar las diferentes respuestas que distintas personas tienen a una misma dieta.
Así, se podrían cimentar las bases para elaborar dietas personalizadas y según los antecedentes basados en la genética.
Todos estos cambios se heredan de generación en generación y será importante que lo consideremos cuando elaboremos tratamientos para nuestros pacientes.
Si quieres asesoría sobre éste y otros temas, haz clic aquí.