Ante cifras cada vez más altas de obesidad, sobrepeso y diabetes en México, ¿en dónde están los nutriólogos que no han “luchado” lo suficiente y aportado “aún más” para lograr una reducción significativa de esos padecimientos?
El reto es grande. Sobre todo porque para lograr un giro significativo en el cambio de malos hábitos alimenticios tan arraigados y creencias erróneas sobre alimentación que han sido parte de las familias por tantas generaciones, será necesario contar con el apoyo de las mismas familias, las escuelas, etc. Para que de forma conjunta se logre frenar la obesidad desde temprana edad.
Pero, en este blog, nos referiremos específicamente a los profesionales de la salud por su gran aporte para la solución del problema. México necesita, antes que nada, a los nutriólogos, para salvar a muchos mexicanos enfermos de obesidad. Principalmente a niños y adolescentes. Antes de que la obesidad provoque en ellos enfermedades aún peores. Como la diabetes, padecimientos cardiacos y ciertos tipos de cánceres. Entre muchas otras.
Según las estadísticas más recientes, México ocupa el primer lugar en obesidad en el mundo.
El mismo gobierno lo ha reconocido: “México vive una epidemia de obesidad”. El 73% de los adultos y el 35% de los niños y adolescentes tienen sobrepeso u obesidad. Es decir, en total 60.6 millones de personas (el 48% de los mexicanos al momento en que se hizo el estudio) sufren de esta condición.
Las anteriores cifras significan que 7 de cada 10 adultos, 4 de cada 10 jóvenes y 1 de cada 3 niños en México tienen sobrepeso u obesidad. Según datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) realizada en el 2016.
Estas cifras contrastan con las de 1975. Cuando sólo el 1.9% de los menores de edad en México tenían sobrepeso u obesidad. El país ocupaba entonces el lugar 41 en ese rubro. En adultos, la tasa pasó de 13.5% a 34% en mujeres, y de 6% a 25% en hombres.
Convertida la obesidad en un problema de salud pública que desencadenó otros padecimientos más graves, el 14 de noviembre del 2016, la Secretaría de Salud federal emitió, por primera vez en la historia del país, dos declaratorias de emergencia sanitaria por diabetes y obesidad.
Sin embargo, el problema continúa. Los distintos sectores se quejan de la falta de estrategias y políticas efectivas del gobierno para combatir y reducir esas enfermedades.
En aquel momento, una de las acciones planteadas por el gobierno fue trabajar duro en la detección oportuna de la obesidad. Y actuar a tiempo en el tratamiento de esa enfermedad para evitar que se generaran otros padecimientos irreversibles.
Pero, a pesar de eso, los pronósticos no son alentadores. Organismos internacionales prevén que el número de personas con obesidad y sobrepeso siga en aumento no sólo en nuestro país. Si no también en otros como Estados Unidos.
Algo que no sólo empeorará la situación de salud para la población. Sino que se convertirá en un verdadero “dolor de cabeza” para el gobierno. Y es que sólo para este año se estimaba que las enfermedades causadas por el sobrepeso y la obesidad generarían un gasto para el sistema de salud pública de 100 mil millones de pesos. El cual se incrementará en los siguientes años, según estima el Instituto Nacional de Salud Pública.
Por eso la importancia de que los nutriólogos tomen un papel proactivo en esta problemática. Son ustedes los que más pueden ayudar en la solución. Sobre todo en la etapa de la detección temprana de la enfermedad. Para tratarla en sus comienzos y detener el desarrollo de otros padecimientos.
Aunque el gobierno debería impulsar una estrategia para garantizar la presencia de más nutriólogos a lo largo del país. Con la tarea específica de detectar y tratar rápidamente la obesidad. Sobre todo en niños y adolescentes, los mismos nutriólogos podrían comenzar por ir más allá de la mera consulta. Reportando casos y dándole seguimiento a los que puedan hasta lograr tener bajo control el aumento de peso.
El Instituto Nacional de Salud Pública asegura que 25% de los niños con obesidad o sobrepeso llegan a la vida adulta siendo obesos. Y de ahí continúa la cadena de daños. Diabetes, problemas renales, enfermedades cardiovasculares, etc.
Por eso, uno de los retos más importantes que tienen los nutriólogos es “actuar” para intentar detener el problema de sobrepeso, obesidad y diabetes en el país. Y para prevenirlos y así evitar que las cifras sigan en aumento.
Lo que sí está claro es que, debido a las elevadas cifras de sobrepeso en nuestro país, es muy necesaria la intervención de los nutriólogos. Comenzando con los niños, pues a esa edad es más fácil lograr cambios en hábitos alimenticios. Y así evitar enfermedades futuras que son provocadas por una mala alimentación.
Estamos seguros que con la ayuda de nutriólogos se puede lograr.
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