La diabetes y obesidad están relacionadas con la insuficiencia renal. Hay muchas personas que son tanto diabéticas como obesas, y por tanto tienen mayor riesgo de ser diagnosticados con graves problemas renales que conducen a la diálisis o necesidad de un trasplante. La insuficiencia renal y daños que provoca en un paciente diabético se le denomina nefropatía diabética.
El trabajo de los riñones consiste en limpiar la sangre. Pero cuando esta tiene exceso de azúcar (glucosa) presente causa daño a los riñones. Los cuales pueden ocurrir incluso antes de estar diagnosticado o sin ser un diabético obeso. Pero presencia alta de azúcares está presente en los cuerpos de las personas obesas y diabéticos, siendo un problema para estos órganos y otras funciones corporales.
Lamentablemente no hay ningún síntoma durante los primeros signos de daño renal. Es probable que no sabrá que está ocurriendo a menos que su médico realice una prueba para comprobar la proteína en su orina. Si el médico considera que la presencia de proteína es anómala deberá llevar un monitoreo para detectar irregularidades. Durante las primeras etapas de la nefropatía diabética los riñones son todavía capaces de funcionar y hacer su trabajo de limpiar la sangre pero debe tomar medidas para conseguir que los niveles de glucosa en sangre estén bajo control y así evitar un mayor daño a los riñones.
Si los riñones le fallan usted está en riesgo de tener presión arterial alta y acumulación de toxinas en la sangre que los riñones son incapaces de filtrar. Las dos opciones disponibles en tal situación son la diálisis o un trasplante de riñón. La diálisis es un método para limpiar la sangre utilizando una máquina externa que la devuelve de nuevo limpia al cuerpo.