Alicia -
Soy Alicia Gómez Vázquez, tengo 28 años y logré vencer mi problema de obesidad que me hubiera podido llevar a la muerte.
Sinceramente, creo que dejé avanzar mi sobrepeso por descuidada, por no querer ver lo que le pasaba a mi cuerpo.
Yo estaba gorda, pero pensaba que era una persona normal, y creo que lo veía de esa manera porque ya me había acostumbrando a ese tipo de vida poco sano que mucha gente sigue viviendo.
Como nunca dimensioné realmente el tamaño de mi problema, fui subiendo de peso muy rápido, comía cualquier cosa y sentía que se quedaría en mi cuerpo para siempre.
Y ganar peso fue muy fácil. Tenía una vida muy sedentaria, mi trabajo consumía mucho de mi tiempo y siempre tenía comida a mi alcance. Podía pasar el día entero comiendo muchas golosinas, jugos, refrescos, galletas.
Pero hubo algo que me hizo reaccionar y darme cuenta que necesitaba un cambio en mi vida y en mi cuerpo.
Mi familia siempre ha sufrido de problemas de presión alta, diabetes y cáncer. Y cuando mi tío falleció a causa del cáncer y el tener a mis tías y madre enfermas de diabetes me hizo decir: “¡BASTA, no quiero morir!”.
Lo triste de mi historia es que tuve que tocar fondo, tuve que tener una escena dolorosa en mi vida para darme cuenta que necesitaba cambiar y ponerle una solución a mi problema de obesidad.
Antes de esto, y a pesar de que yo sabía que estaba obesa, nunca me pareció que tuviera un problema, creí que sólo eran estereotipos que la sociedad pone para las personas con sobrepeso u obesidad.
Sin embargo, después de la muerte de mi tío, cuando decidí que mi vida debía cambiar, conocí el Plan Cambridge para bajar de peso.
Busqué ayuda con mi nutrióloga, Nallely Celiceo, y comencé el Plan Cambridge. Al principio pensé que sería complicado seguir esta dieta, pero la verdad es que no. Fueron cambios a mis horarios, tipo de comida, formas de cocinar, raciones y empezar a hacer ejercicio de manera más frecuente.
Y sucedió lo increíble: ¡Perdí 18.5 kg!
Los cambios que logré en mi vida y en mi cuerpo con el Plan Cambridge son muchos y muy notorios. Por ejemplo, me canso menos, dejaron de tronar mis rodillas, mis periodos son más cortos y menos dolorosos, el rendimiento para mis actividades es mucho mejor y las tallas que ahora uso son mucho más chicas que las que usaba normalmente.
Debo reconocer que lo más difícil fue el inicio de mi cambio, lo más difícil fue darme cuenta que tenía un problema y que necesitaba ayuda profesional.
Con Cambridge dejé de comer esos “antojos” de la forma tan irracional en la cual los comía y me quité el miedo que implica cambiar de hábitos alimenticios.
Fui dejando los antojos poco a poco y me dejé de acostumbrar al sabor y olor de esa comida y cuando la vuelves a probar, después de un tiempo, ya no te parece tan delicioso el olor, ni el sabor.
Y cuando comencé el cambio pensé que me costaría trabajo, que se me haría complicado asistir a reuniones con amigos o familiares, pero encontré mucho apoyo en ellos, pues comían la misma comida que yo, me acompañaban a mis consultas y al súper por mi comida y hacían ejercicio conmigo.
Ellos siempre han estado a mi lado, me motivan y se están adaptando a este cambio de vida conmigo.
¡Hoy, soy otra! Cambió mi vida de forma física y emocional. Me siento mucho más saludable, más confiada y más segura de mí misma y de lo que puedo llegar a conseguir.
Cambridge me ha permitido aprender a cambiar mi vida. Creo que de alguna forma me estaba dejando llevar al que creí mi destino por herencia familiar, sin pensar que las cosas podían ser diferentes.
Nunca tendré palabras para agradecer todo lo que Cambridge y mi nutrióloga han hecho y siguen haciendo por mí. Su ayuda me ha dado una segunda oportunidad para vivir una vida saludable.