¿Qué son?
Las várices son dilataciones que se producen cuando las válvulas que están dentro de las venas no funcionan bien y no pueden impulsar el retorno venoso. Esta acumulación de sangre genera una dilatación de las venas e impide que cumplan su función normal.
Si bien pueden encontrarse en el rostro (arañitas o várices de muy pequeño calibre), en el esófago (várices esofágicas) o en la región anal (hemorroides), la zona más frecuente de aparición es en las piernas.
Las várices localizadas allí no constituyen simplemente un problema de belleza, sino también de salud. Además de ser antiestéticas -y en muchos casos dolorosas-, las várices pueden representar una lesión vascular con un posterior desarrollo en una patología leve o grave.
Pero, ¿qué hace que ellas aparezcan? Hay diferentes motivos: factores hereditarios, hormonales (anticonceptivos, por ejemplo), diabetes, embarazos, sedentarismo, ingestión de bebidas alcohólicas, tabaco o exceso de cafeína y obesidad, entre otros.
Los diferentes estadíos
Las várices tienen diferentes niveles de acuerdo sus características. Veamos.
- Nivel 1: no provocan síntomas, son pequeñas dilataciones venosas como telangiectasias o venas de pequeño calibre (arañitas).
- Nivel 2: presentan síntomas como cansancio, pesadez, dolor, edemas, calambres nocturnos. Generalmente asociados al hecho de estar de pie durante un tiempo prolongado.
- Nivel 3: a partir de aquí, se nota una gran dilatación de los vasos, cambio de coloración de la piel (rojizo o parduzco), dolor, irritación local o prurito, a veces con cambios atróficos de la piel.
- Nivel 4: aparecen ulceraciones de piel, atrofia de tejidos, riesgo grave de trombosis e infecciones.
Cómo prevenir su aparición
La prevención forma parte del tratamiento, sobre todo en aquellas personas que tienen predisposición hereditaria. A continuación, algunos hábitos para tener en cuenta:
-Evitar permanecer de pie o sentado durante muchas horas en la misma posición.
-Elevar las piernas una vez al día, durante 30 minutos aproximadamente.
-Realizar caminatas o ejercicios que favorezcan la circulación.
-Tomar duchas con agua caliente sobre las piernas seguidas de duchas con agua fría. Alternando unos minutos de calor con otros de frío.
-Vigilar la dieta. Es importante seguir una alimentación balanceada, baja calorías y rica en fibras.
-Evitar los anticonceptivos orales en períodos prolongados, sobre todo si hay antecedentes familiares.
-Utilizar un calzado cómodo y usar medias que favorezcan el retorno venoso.
¿Cuál es el tratamiento adecuado?
En los últimos años, la medicina ha avanzado mucho en busca del método más efectivo para mejorar la circulación venosa y disminuir los efectos indeseables.
Actualmente, para los casos que no responden al tratamiento farmacológico, se han desarrollado técnicas no invasivas e invasivas que acercan un abanico de soluciones para cada tipo de situación.
El primer paso, es realizar una consulta médica para evaluar una cuidadosa historia clínica.
Tratamientos no invasivos
Entre los tratamientos no invasivos, el láser es –actualmente- el método más eficaz y menos invasivo que hay para la solución de los problemas vasculares. Este sistema se utiliza para eliminarlas pequeñas arañas vasculares y várices antiestéticas de forma rápida e indolora. Este láser permite, incluso, tratar manchas cutáneas sin dañar los tejidos, por lo que no provoca cicatrices. Es de fácil aplicación y en pocas sesiones permite eliminar todas las lesiones con una recuperación inmediata. No solo es indoloro, sino que no deja señales y no des pigmenta la piel. Es un tratamiento atemporal, ya que puede realizarse en cualquier época del año, sus resultados son inmejorables y se perciben a partir de la primera semana.
Tratamientos invasivos
Por otro lado, entre los tratamientos invasivos o quirúrgicos hay varias opciones que permiten tratar el síndrome varicoso y la insuficiencia de los cayados. El tratamiento clásico consiste en la extirpación de los paquetes varicosos existentes más la ligadura de los paquetes con venas perforantes o colaterales. Se han desarrollado tratamientos mínimamente invasivos, que no extirpan totalmente la vena safena, consistentes en la ligadura de los puntos en donde se fuga presión desde el sistema profundo al superficial. Otra posibilidad es el tratamiento esclerosante que consiste en la inyección de un esclerosante para que se necrose la vena. Se usa solo para pequeñas varicosidades, nunca en várices de nivel 3 o 4.
Por último, el tratamiento con microespuma esclerosante, una evolución del anterior, que a través de punciones en las várices se inyecta una micro espuma esclerosante que anula la vena, haciendo que el propio organismo la anule.
Y el mejor consejo: la consulta con un médico especialista es fundamental. Será él quien evalúe el mejor tratamiento para cada paciente.